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  • Foto del escritorFernando Helguera

UN ASUNTO DE NUESTROS TIEMPOS

Carpe diem

En este momento me encuentro en la oficina de desarrollo urbano y hay un par de personas platicando a unos cuantos metros de mí. Claramente desearían sentarse al lado de una mujer de buen ver que está en la sala de recepción, pero no se atreven y mejor hablan de la espera que hacen y de los trámites burocráticos que impuso nuestro nuevo y flamante gobierno, para obtener una licencia de construcción. Dicen frases como “Vaya, las cosas no son como en nuestros tiempos”.


Por su tono se entiende que “sus tiempos” ya pasaron y no van a regresar; lo siento por ellos, pero me pregunto ¿en qué momento los tiempos dejan de ser nuestros para ser de otros? Hay otra singularidad que no acabo de entender, si hablamos de “nuestro tiempo” es presente, pero si hablamos de “nuestros tiempos” es pasado. Qué diferencia hace el plural?


No quiero resultar confuso ni confundido, así que vámonos con pies de plomo, paso a paso, no sin antes advertirles: no doy paso sin guarache. La primera vez que escuché esa expresión fue en un contexto familiar: mis padres y mis tíos diciendo “la música de hoy no es como la de nuestros tiempos”. Queda claro, cuando ellos eran jóvenes se consideraban dueños de la época. Los que no pertenecían a esa generación eran simples agregados. Pero seamos sinceros, si los jóvenes no son dueños de sus propias reacciones emocionales, regidas por las hormonas, ¿cómo van a ser dueños de los tiempos? ¿O se creen dueños del mundo en términos económicos, culturales, políticos, etc.? Esta expresión apunta más a la libertad que se tiene en la juventud con respecto a la edad madura o la vejez.


“Nuestros tiempos”, supongo, son aquellos en los que somos más libres. Si esto es así y lográramos hoy tener una gran libertad, como la que sentíamos cuando nos comíamos el mundo de dos mordidas, entonces ¿“nuestros tiempos” serían un asunto de “nuestro tiempo”? Es común que la gente sienta celos de los más jóvenes al verlos disfrutar y emocionarse con la música que en “sus tiempos” vieron nacer. Como si hubiera cierta superioridad por haber descubierto a The Beatles en los 60’s y no en este momento, como podría pasarle a cualquier joven actual. Me imagino que esos celos son producto de asumir que hoy ya no son “nuestros tiempos”, si no de ellos.


Paremos de hacernos las víctimas y seamos responsables: si hoy estoy vivo siguen siendo “mis tiempos”. Quitémonos la absurda idea de que “todo tiempo pasado fue mejor”. ¿Es en serio que el pasado en el que no hacíamos otra cosa que babear, llorar, dormir, comer y defecar, además de hacernos pipí en la cuna, era mejor que el tiempo en el que tenemos control de esfínteres? Si uno es incapaz de hacer que hoy sea mejor que ayer, no es que el pasado sea mejor sino que nosotros estamos medio mensos para eso del futuro. Por ejemplo, en México nos han gobernado partidos políticos que más corruptos y deficientes no podrían ser, y cuando finalmente hay un cambio pedimos regresen los de antes, en vez de sumar y hacerlo como nos convenga, para que no sólo sea el poder cambiando de manos.


Es más fácil quejarse, enojarse y no hacer otra cosa que vivir en nuestro reducido mundo individual. Repito, dejemos de victimizarnos y hagámonos responsables de una vez que ya estamos grandecitos, ¿o no? “Nuestro tiempo” y “nuestros tiempos” están aquí, así que podemos descubrir música aunque sea vieja, podemos enamorarnos locamente, podemos mandar a la tiznada a quien nos hace daño: podemos ser libres.


En el caso de mis vecinos de espera, es muy notorio que en “sus tiempos” hacían los trámites de manera menos estricta y poco profesional, y eso es lo que les molesta y les quita libertad hoy. El gobierno entrante acá en San Miguel de Allende está haciendo ver que, ahora sí y no como cuando ya estuvieron en el poder, van a hacer las cosas estrictamente bien. Esperemos que no caigan en hacerlas más estrictamente pero no tan bien, pues ha sido una estrategia muy usada en “sus tiempos”, para pedir dinero (bajo el agua) que engrase las maquinarias burocráticas y nos permita hacer lo que se nos antoje.


Los ciudadanos, a diferencia del pasado, estamos más atentos a ver si su discurso no es una pantalla para seguir vendiendo los recursos naturales a los desarrolladores inmobiliarios, y continuar con la corrupción existente. Estamos más dispuestos a hacer del hoy “nuestros tiempos”, y ser más ciudadanos de “nuestro tiempo”. No cabe duda: todo tiempo presente y futuro es mejor, a eso se le llama evolución, y bajo esa premisa es como podremos progresar, me temo que no sólo leyendo las Obviedades Ignoradas, mis muy respetados amigos.

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